Teresa Alba, nació en Ronda hace setenta y tantos años. Ha vivido en Granada, Madrid, París, Cocarneau y finalmente en Sevilla en Gran Plaza, Triana y la Alameda de Hércules. Se casó con Ignacio y tuvo dos hijos, Ignacio, al quien le fascina el jazz y Mónica, que canta en un coro de música antigua.

Su abuelo era violinista y su madre tenía una gran cultura musical, tanto que le compró un piano que Teresa estudió durante un tiempo así que en su casa sonaba música clásica en vivo y también a través de la radio. Más adelante apareció el pick-up y descubrió a grupos como el Dúo Dinámico, cuyas canciones aprendió a tocar a la guitarra. También tocaba rancheras.

Estudiando Filosofía y Letras en Granada conoció a su amiga Monique que le descubrió a los clásicos de la música francesa y tuvo tal impacto en Teresa que decidió viajar a Francia e indagar en la cultura francesa. Se buscó la vida en París y bailó La Gabotte en Bretaña.. Estudió Filología Francesa en Madrid y fue entonces cuando conectó con el feminismo y la música reivindicativa y revolucionaria. Ya en Sevilla ejerció como profesora en el instituto San Isidoro y entre huelgas y multas, hizo la Revolución de los Penenes. Comenzó lo que ella llama su propia revolución cultural. Música, cine y bandas sonoras, desde West Side Story a Priscila, reina del desierto… Las canciones, y la poesía han sido para ella herramientas pedagógicas. “No veas lo que yo he ligao con el francés”, le decía un alumno.

Su naturaleza inquieta la ha llevado a viajar mucho -Cuba, Senegal, China…- y a involucrarse en muchos proyectos. Causas como el ecologismo y el feminismo –preside la asociación Páginas Violeta- son una constante en su vida. Esta mentalidad abierta se refleja también en sus gustos musicales, amplios y eclécticos.