Emilio nación durante la guerra civil en Arjonilla, cerca de Andújar. A los 12 años se marchó a estudiar a Jaén y a los 17 volvió a su pueblo como maestro sustituto. Estudió Contabilidad y Graduado Social en Granada y se estableció en Sevilla. Con 30 años se casó con Isabel y tuvieron tres hijos: Emilio, Diego e Isa, tres nietas y tres nietos y un bisnieto. Vivieron en Triana y más adelante en la calle Santa Justa. Cuenta que durante la riada repartió alimentos en una barquilla.

De niño estudió solfeo y piano en la banda municipal de su pueblo y en Jaén cantó en la catedral con la Scola Cantorum. En su juventud, con el grupo de jóvenes de la parroquia, bailaban boleros, pasodobles, tangos, mambos…”el baile agarrao”.

Emilio usa los vehículos que ha tenido para recordar sus etapas vitales. La bici, la Lambretta, el Seat 600 y un 127 en el que hacían viajes escuchando las orquestas de Glenn Miller y Pérez Prado.

En los años 70, se reunían en su casa estudiantes de la Universidad Laboral, donde era profesor su cuñado Alonso. Entre queimadas y cubatas cantaban canciones asturianas, leonesas, coplas, boleros o canción de autor. Sus hijos heredaron la costumbre y montaban jam sessions tocando a los Beatles, Radio Futura, Simmon & Garfunkel, Queen, e incluso canciones originales. Y en su casa siempre ha habido guitarras y otros instrumentos para que sus hijos y las visitas tocaran y grabaran canciones para pasar el rato.

Le gusta contar chistes y leer la antología que le publicaron sus hijos con sus poemas. “Yo no soy poeta profesional, pero sí me ha gustado siempre escribir”

En su casa de María Auxiliadora en la que lleva casi cuarenta años sigue escuchando música todos los días. Por las mañanas pone a Bach o a Mozart y luego continúa con bandas sonoras, boleros o música cubana. Canciones y chistes para alegrar el día.